Material de la Conferencia organizada por la Escuela de Biodanza de Madrid
“El deseo y su proyección existencial”
RolandoToro Araneda Madrid 2002
Hemos elaborado una clasificación de los deseos utilizando la semántica de conjunto en cuatro grandes ramas: los deseos de la Identidad, es decir, el deseo de ser significativo, de ser valorizado, el deseo de tener una identidad consolidada, que se exprese en el mundo, el deseo de poder (que no es el deseo de poder político, sino el deseo de ser propietario del mundo).Truman Cappote, escritor norteamericano, un genio, homosexual y racista, detestaba a los negros. Un día, según él cuenta, le cayó un ángel negro en la cama y fue para él una experiencia tan maravillosa que dice que amó a todos los negros; de un golpe se produjo su transformación ideológica y dijo:” Cuando uno ama una hoja de un árbol, ama al árbol, y si ama al árbol ama al bosque, y si ama al bosque ama toda la naturaleza… y esa sensación es algo con lo que vivir, eso es ser propietario del mundo”.
Mucha gente quiere ser propietario y rico, y no saben que son riquísimos. Yo soy riquísimo, soy más rico que los más grandes millonarios porque tengo una bañera que es el mar, no tengo tapetes persas, tengo el césped verde; no tengo lámparas de lágrimas barrocas, pero tengo el sol, y tengo además a mis hermanos, los seres humanos. Entonces, ¿qué más ricos?, yo ya triunfé. ¡¿No saben ustedes que son dioses?! ¡Porque tienen lo sagrado!, ¡tienen la vida!, tienen que aprender a saberlo, a valorarlo.
La otra rama es el amor, el deseo de amar y ser amado, el deseo de ser profundamente comprendido, y tener en este trayecto del destino que es tan breve, compañeros de viaje, tener amigos. El deseo de amor, el deseo de empatía, el deseo de maternidad, el deseo de paternidad, y alerta a los hombres, porque el deseo de paternidad es muy significativo; se habla siempre del deseo de maternidad siendo muy importante, pero a la paternidad no se le da la importancia que tiene, incluso yo tengo la hipótesis de que los hombres que no desarrollan la paternidad se enferman de próstata. ¡Así que cuidado, hombres, tienen que cuidar sus hijos!
En consecuencia, el deseo de amor es el deseo de esplendor de la identidad.
El deseo de expresión es la tercera rama: poder expresar los potenciales, decir lo que uno piensa, declarar su amor, porque la gente siente un amor terrible y no lo declara, se queda calladita y la otra persona no sabe; tendría que declarar: tú me gustas, quiero estar contigo, en la noche tengo insomnio por ti, porque si el otro no sabe, no echa a andar su maquinaria de fantasías. Los deseos de expresión de potenciales, de expresión artística hay que realizarlos. Por ejemplo, algunos quieren cantar, siempre han pensado en cantar y no toman un profesor de canto, ni siquiera son capaces de cantar cuando están recibiendo una ducha; otros quieren tocar la guitarra, otros quieren pintar, otros quieren escribir poemas, ¡HÁGANLO, HÁGANLO!, o sea, realicen su deseo de expresión.
El deseo de paz interior, el deseo de poder curar a la demás gente forma parte de El Árbol de los Deseos. No hay poder curativo más grande que el amor; pero el amor concreto, no es el amor lunático, es el deseo de sentir el significado de la vida, ser parte de la totalidad, ser parte de un proceso inconcebible, maravilloso.
Cada una de estas cuatro ramas está subdividida en ramitas más chicas, igual que en un árbol, por eso lo hemos llamado El Árbol de los Deseos, porque la vida no tiene forma de círculo, tiene bifurcaciones sucesivas y ramificaciones y anastomosis; no traten de cerrar círculos, traten de juntar las ramificaciones, como en la sabiduría arcaica del chamanismo, como en la unión de las artes, como en el vínculo profundo y real con los deseos humanos, que a veces son inconfesables y escandalosos, pero no importa, los deseos: ¡¡¡CUANTO MAS ESCANDALOSOS MEJOR!!! Aplausos y risas del público
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